Santo Domingo, R.D. – Durante más de dos décadas, Frank Tavares, un hombre de origen dominicano, vivió bajo la identidad de «Sor Margarita» en dos conventos de la capital. Criado por monjas desde su infancia tras perder a sus padres en un accidente de tráfico, su vida transcurrió en el seno de la comunidad religiosa hasta que un inesperado suceso reveló su verdadera identidad: una novicia quedó embarazada.
El engaño se sostuvo por 22 años gracias a una confusión en su identidad de género desde la infancia. Según su testimonio, nació con una condición genital que generó dudas sobre su sexo, y al ser acogido por la congregación, fue tratado como una niña. Esta situación lo llevó a asumir la vida de una religiosa desde la niñez sin cuestionamientos por parte de la comunidad que lo crió.
Una vida en el convento
Tavares se integró plenamente a la rutina eclesiástica, participando en las oraciones, actividades y el día a día de la congregación. Con el paso de los años, su identidad sexual comenzó a desarrollarse de manera distinta a la esperada en su entorno. Aunque sentía atracción por las mujeres, permaneció en su papel de «Sor Margarita», atrapado entre la presión social y su propia confusión.
La relación prohibida
El gran giro en la historia ocurrió cuando inició una relación secreta con una de las religiosas del convento, sor Silvia, a quien describió como «el amor de su vida». Este vínculo rompió los códigos de la vida monástica y terminó con la revelación de su verdadera identidad cuando la joven quedó embarazada, desatando un escándalo dentro de la institución religiosa.
La situación se volvió insostenible y, tras ser descubierto, Tavares tuvo que abandonar la vida conventual y enfrentar la realidad fuera del claustro. Desde entonces, ha compartido su historia en entrevistas y en su libro «La monja desvestida», donde narra con detalle las experiencias que vivió, la lucha con su identidad y la complejidad de haber mantenido una farsa durante tantos años.
Reflexiones y repercusión
El caso de Frank Tavares ha generado debate sobre la identidad de género, la rigidez de ciertas instituciones y las historias ocultas que pueden desarrollarse en espacios de aislamiento como los conventos. Su testimonio ofrece una mirada única sobre la búsqueda de pertenencia y las consecuencias de vivir bajo una identidad que no le correspondía.
Actualmente, Tavares se encuentra alejado de la vida religiosa y ha decidido rehacer su vida como hombre, sin los hábitos que lo acompañaron por 22 años.
