
Cada 27 de febrero, la República Dominicana conmemora el momento en que un grupo de valientes decidió que la libertad y la soberanía de nuestra nación no eran solo sueños lejanos, sino derechos fundamentales que debían ser defendidos con fuerza y determinación. A 181 años de esa histórica fecha, surge una reflexión inevitable: ¿Qué hemos hecho con ese legado?
La independencia no debe ser vista como un simple evento del pasado, sino como el inicio de una misión que sigue vigente hoy en día. Febrero de 1844 marcó el comienzo de un camino hacia la construcción de una nación libre, justa y con instituciones que sostengan nuestra independencia a lo largo del tiempo. Una República Dominicana fuerte no es solo aquella que celebra su independencia, sino la que trabaja de manera constante para consolidar su democracia y fortalecer sus instituciones.
Los padres fundadores de nuestra nación, como Juan Pablo Duarte, Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez, nos dejaron no solo un territorio libre, sino la responsabilidad de construir una nación basada en principios sólidos, que garantice la justicia, el bienestar y la estabilidad de todos sus ciudadanos. Ellos entendieron que una patria no solo se sostiene con fronteras bien definidas, sino con instituciones que protejan la dignidad y los derechos humanos.
Hoy, a 181 años de nuestra independencia, debemos mirar con valentía el ejemplo de los Trinitarios. La República Dominicana de hoy enfrenta retos enormes, pero también tiene logros que debemos reconocer. La lucha por una sociedad más justa continúa viva en cada dominicano que defiende la democracia, la transparencia y el bienestar común.
El papel de la juventud es clave en este desafío contemporáneo. En un mundo cada vez más influenciado por el multiculturalismo y las transformaciones globales, es esencial que las nuevas generaciones no pierdan de vista su rol como guardianes de nuestra soberanía y los principios que fundaron nuestra nación. Los jóvenes dominicanos, con su energía y convicción, tienen la responsabilidad de fortalecer nuestra República Dominicana, asegurando que siga avanzando con firmeza hacia el futuro, respetuosa de sus raíces y capaz de enfrentar los desafíos venideros.
Que esta conmemoración de nuestra independencia sea una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso con una República Dominicana institucionalizada, capaz de mantenerse estable y de servir de ejemplo ante las naciones del Caribe. Honremos el sacrificio de Duarte, Mella y Sánchez no solo con palabras, sino con acciones que fortalezcan la patria que ellos soñaron. Porque ser independientes no es solo un hecho del pasado, sino una tarea de cada día.
Por Adolfo Pérez de León